Continuacion
Parte 5
Bien, porque me había cansado de hablar -se levantó y le ofreció la mano-. Tenemos hasta las tres, cuando llega todo el mundo, así que había pensado llevarte a la oficina y mostrarte el lugar que te he reservado.
-¿Ya me has encontrado un sitio?
-Sí. Vamos, te lo mostraré.
Al sentarse a su lado en el coche, _____ se dijo que no olvidaría aquel día nunca ni aquel paisaje.
Tony bajó la capota del coche y tras atravesar la ciudad y un campo de caña de azúcar, llegaron a un lugar transportado de Devon, en Inglaterra, excepto que aquél estaba en un contexto tropical.
-Esto es precioso -dijo ella.
-Mi casa está por allí, pero ahora está tapada por los árboles y no se ve bien -dijo.
Unos minutos más tarde atravesaban unos altos postes que daban la bienvenida a una casa de madera con una galería. Estaba pintada de rosa y amarillo, y estaba rodeada por una vegetación exultante: bananeras, aguacates, papayas...
-Aquí es -dijo él-. Pensé que te gustaría.
-¿Esto es para mí? -dijo ella, totalmente hechizada con la casa.
-Si te gusta, sí -dijo
Tony , saliendo del coche-. Vamos, te lo mostraré.
_____ lo siguió. Nadie podría decir que no le gustaba aquella casa; parecía recién salida de un cuadro de Gau-guin. Además, desde la galería se veía el mar. No se oía más sonido que algún canto ocasional de los pájaros.
El interior de la casa estaba amueblado con mucho estilo: mesas de caoba, sofás de damascos, suelos de madera...
Tony le enseñó las habitaciones una por una hasta que llegó a una en la que las ventanas iban del suelo al techo, con vistas al mar.
-Me parece estupenda para el estudio de un artista -apuntó-. Si te trasladas aquí, tal vez retomes la pintura. -Sí, y tal vez me convierta en el nuevo Picasso. Él echó a reír. A ella le encantaba el sonido de esa risa, tan provocativo y seductor. Se imaginó viviendo en aquella casa, con qué frecuencia iría
Tony a visitarla. Sólo con pensarlo despertó a todas las mariposas que hasta ese momento dormían en su estómago, causando un gran revuelo.
En la habitación principal había una cama enorme con cuatro postes y una mosquitera... el ambiente era muy tentador y prefirió salir de allí cuanto antes, pero
Tony le tapaba el paso.
-¿Qué te parece? -preguntó-. ¿Te gusta? -Lo raro sería lo contrario -fingió estar absorta en la contemplación del mar-. ¿Es tuya?
-Sí. Es la casita de la entrada. Yo vivo a unos quince minutos andando.
-Ya veo -el corazón le latía nervioso; él no estaría muy lejos para ir a visitarla.
-Como sé que eres muy independiente y no te gustan los cotilleos, pensé que si te quedas aquí, los dos conflictos quedan solucionados.
-¿Entonces yo sería tu amante secreta? -intentó hacer una broma, pero la voz le falló.
Tony la agarró por el brazo y la obligó a mirarlo.
-Eso es si tú quieres -dijo serenamente mientras la miraba con tal intensidad que su temperatura corporal subió-. Yo preferiría que todo el mundo supiera que todas tus noches me pertenecen... que tú me perteneces.
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